No recuerdo la primera vez que cogí una caña, pero sí que estaba todavía en el colegio. No tengo ningún familiar pescador, ni por aquel entonces tenía ningún amigo que me enseñase, ni había internet…
Tuve que aprenderlo todo a base de probar, preguntar en las tiendas de pesca e interrogar a los pocos pescadores con los que me cruzaba en los pesqueros y que tenían a bien compartir su conocimiento conmigo.
Soy de interior (un pueblo de Ourense) por lo que mis primeros años se limitaron al río Sil y los embalses del mismo.
A los veintipocos años comencé a vivir en distintos lugares de las Rías Baixas (Bueu, Vigo, Pontevedra…) y ahí comenzaron mis primeros pasos como pescador de agua salada. Pescaba de todo y no pescaba nada (boya, spinning, fondo, surfcasting, kayak…). Pero todo cambió en 2015, cuando fortuitamente (o no) encontré una cuadrilla de pescadores Portugueses pescando “al pião” en Cabo Home, sacando sargos como demonios con un mar de casi tres metros que metía miedo. En ese instante se reveló algo dentro de mí y dije: YO QUIERO SER ASÍ.
Desde ese momento, cada rato libre que he tenido lo he usado para practicar y aprender más sobre la pesca del sargo. Casi de una forma obsesiva leí todo lo escrito al respecto(y lo sigo haciendo), pregunté a cualquiera que pudiese aportarme información y removí cielo y tierra para saber cada día algo nuevo, ponerlo en práctica y mejorarlo si es posible.
Pero el punto clave en esta historia podemos situarlo en mayo de 2021, cuando decidí meterme en una furgoneta a vivir, recorrer la costa pescando sargos y aprender de los grandes maestros de esta disciplina en Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi, Francia, Portugal y Canarias (de momento).
